

La poca capacidad de comunicación de mi hijo era severa, tanto que derivó en una actitud de aislamiento y al desinterés del mundo que lo rodeaba. Fue en ese minuto que Marisol llegó a intervenir…y de qué manera.
Empezando desde el principio, nada de ejercicios triviales, sino que con técnicas innovadoras y por sobretodo una actitud que la distingue de otras profesionales, logró que mi hijo se re encantara con el entorno, por lo que su interés por comunicarse se dio de forma natural.
Paralelo a eso, las recomendaciones, pautas y evaluaciones que nos entregó, convirtió a la familia en un apoyo más para él.
Hoy en día hemos avanzado mucho, hasta un punto que veíamos lejano, y para mi hijo sigue siendo una alegría que la Tía Marisol vaya a casa...