

Nuestro hijo Federico siempre fue muy avanzado en los aspectos motrices, gateó a los 5 meses, caminó a los 8, y socialmente, siempre fue muy extrovertido. Sin embargo a los 2 años no hablaba ni una palabra. Y sí, para un niño es posible ser social y extrovertido sin hablar.
Cuando cumplió 2 años y 3 meses, la directora del jardín donde asistía nos sugirió hablar con la fonoaudióloga encargada de seguir a los niños de la institución. Nosotros la contactamos inmediatamente, y comenzó a tratarse con ella. Luego de 3 sesiones, nos llamó para informarnos que el caso de nuestro hijo era demasiado complejo y que ella no podía tratarlo. Para nosotros, como padres, ese momento fue terrible.
Como somos extranjeros y estábamos recién llegados a Santiago, no conocíamos a nadie que nos recomiende en un tema así. Esa tarde nos pusimos a buscar opciones por internet, y por una de esas casualidades de la vida, contactamos a Marisol Beiza. Ella, desde el primer día, fue sincera con nosotros, y nos dijo que nuestro hijo no tenía nada raro que un buen tratamiento y mucha constancia no puedan solucionar. Ese día nosotros le prometimos, por nuestro lado, que la constancia no iba a faltar (después nos reíamos de esto, porque así fue).
Fede hoy tiene 4 años y habla bien, como un chico de 4 años con alguna dificultad menor. Si bien sigue en tratamiento, porque estas cosas nunca son cortas, todos nos dicen “que bárbaro, como ha avanzado”. Le agradecemos profundamente a Marisol todo su profesionalismo, dedicación y cariño con el que siempre ha tratado el caso de nuestro hijo Federico.